lunes, 10 de diciembre de 2007

ESTADO, CLIENTELISMO Y SOCIEDAD. UNA MIRADA DESDE LA FUCNIÒN POLITICA DE LA EDUCACIÒN

“Desde luego nadie va a discutir que el legislador debe tratar muy en especial la educación de los jóvenes. Y, en efecto, si no se hace así en la ciudades se daña su constitución política, ya que la educación debe adaptarse a ella (...) Siempre el carácter mejor es responsable de la constitución mejor . Además en todas las facultades y habilidades hay unos elementos que hay que educar y habituar previamente a sus actividades respectivas”[1]

1. PRELIMINARES
1.1. AUTOR
ADAULFO ENRIQUE MENDOZA M.
· Historiador Universidad Industrial de Santander.
· Especialista en Educación y Desarrollo Intelectual UNAB – FIPCAM.
· Candidato a Magíster en Historia – Universidad Industrial de Santander
· Docente del Dpto. de Estudios Humanísticos y Sociales de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB)

1.2. CORREO ELECTRÓNICO
amendoza@unab.edu.co

1.3. RESUMEN
El presente escrito es el resultado de una investigación anterior, en la cual el propósito era identificar las políticas publicas que se habían llevado a cabo durante la primera mitad del siglo XX en el Departamento de Santander para lograr la expansión cuantitativa y cualitativa del sistema educativo. Uno de los aspectos mas recurrentes en las series documentales revisadas fue precisamente el nombramiento de los maestros y la reiterada expresión de los secretarios de educación de cómo este proceso generalmente estaba supeditado a los intereses de las elites locales y regionales. Esta situación es analizada a partir de otra variable: La función sociopolítica de la educación en las sociedades modernas, asociada generalmente a la legitimación del Estado y a la difusión en el ámbito escolar de sus objetivos políticos y sociales. Lo anterior explica el objetivo del presente escrito: Mostrar como el clientelismo ha afectado históricamente la legitimidad del Estado, a través de nombramiento de maestros que generalmente empeñan su lealtad a los lideres políticos y no al propio Estado.

1.4. PALABRAS CLAVES
· Colombia: Historia Política
· Colombia: Administración del sistema educativo y formación del Estado-Nación
· Colombia: Historia Social
· Santander: Educación y Sociedad
· Clientelismo en Santander

1.5. ABSTRACT
This paper is the result of a previous research in which the intention was to identify the public policies than carried through during the first half of the 20th century of Santander, to achieve the quantitative and qualitative expansion of the educational system. One of the aspects more frequently founded in the sources of information was the teachers nominations and the repeated expressions from the secretaries of education about how this one was subjected to the interests of the local and regional elites. This situation was analyzed from another point: The education sociopolitical function in the modern societies, generally associated with the state legitimation and diffusion in the school scope about your political and social objectives. This argument explains the purpose of this paper: To call attention to how the clientelism has affected historically the state legitimation across the use of the human and financial resources according to your political interest and not of your political purposes.

1.6. KEY WORDS
· Clientelism – Santander (Colombia)
· Social History – Santander (Colombia)
· Education – History (Santander – Colombia)
· State-nation and education (Colombia)

2. EDUCACIÓN Y ESTADO EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORANEAS
La educación en este escrito es entendida como un sistema controlado por el Estado, cuyo fin es la formación de personas de acuerdo con unos fines políticos específicos. Desde este punto de vista la educación es uno de los mecanismos a través del cual del Estado moderno logra generar actitudes y comportamientos deseables para el adecuado funcionamiento de un orden político determinado. Como actividad dirigida a los habitantes de un país, es regulada por el Estado a través de normas jurídicas y programas curriculares; de tal manera que cada uno de los ciclos (Básica Primaria, Secundaria, Media Vocacional y Superior) y modalidades (oficial, ofrecida por el Estado y Privada, por los particulares) que la integran permitan alcanzar objetivos previamente establecidos por uno o varios integrantes de una comunidad política determinada. Esta situación en la historia republicana de Colombia indica la incidencia de la educación en los conflictos bipartidistas, ya que el control de esta es la que posibilita generar una aceptación subjetiva de la escala del grupo político dominante.

2.1. CLIENTELISMO Y EDUCACIÓN
En el caso que nos ocupa interesa fundamentalmente estudiar el clientelismo como una practica social generadora de contradicciones en la configuración del Estado-Nación, sobre todo si se tiene en cuenta que la educación en este proceso ha sido asumida como:

Factor fundamental para hacer real la igualdad política, en tanto su universalización se ha convertido en un poderoso instrumento para superar la desigualdad de las personas ante el Estado y posibilitar la integración de todas las personas a la comunidad de ciudadanos.
Instrumento de control y cohesión política: Desde el punto de vista de la integración política, el Estado liberal concibió la educación como elemento sustancial para el logro de una nueva lealtad y procuró que las clases medias y superiores, base del nuevo régimen representativo, tuvieran fácil acceso al sistema educativo. El profesor Green, citado por Puelles Benítez ha defendido la tesis de que:

“la propia formación del Estado liberal va unida inexorablemente a la creación de los sistemas educativos nacionales, no sólo por lo que éstos supusieron para la construcción del aparato político y administrativo del Estado, o por la función que cumplieron aglutinando en su seno las creencias que legitiman el poder del nuevo Estado, sino también porque los sistemas educativos nacionales desempeñaron un papel primordial en el despliegue y desarrollo del mismo Estado liberal” [2]

Todos los aspectos anteriormente mencionados son los el clientelismo como fenómeno social puede bloquear de manera significativa. La función de la educación como generadora de cohesión al interior de una comunidad política, en tanto facilita que los docentes como agentes encargados de publicitar los fines del Estado, es decir la moral publica, no lo hagan de manera adecuada por que no es al Estado que ellos le deben su lealtad, si no a un patrón, que al menos en este punto se asume centrado más en sus intereses particulares, que en los colectivos.

2.2. EL CLIENTELISMO COMO FENÓMENO SOCIOPOLÍTICO
En relación con el clientelismo y las diversas maneras en que este fenómeno se manifiesta, Jesús Duarte[3], elabora un actualizado balance que ayuda a entender sus notas esenciales. Para Duarte, este fenómeno en el ámbito educativo se da a partir de:

"relaciones informales de poder entre grupos o individuos en posiciones de desigualdad, basado en el intercambio de beneficios"[4]

Esta manera de ver el clientelismo ataca a todas aquellas explicaciones que han visto el clientelismo como una forma de interacción a través de la cual unos grupos socialmente marginados accedían a beneficios o recursos oficiales. La definición adoptada por Duarte se inclina por ver este tipo de practicas como una forma de “inclusión perversa”, ya que colocan el presupuesto y los recursos educativos al servicio de los intereses particulares y no de la colectividad. Ahora bien si se tiene en cuenta la función de la educación desde el punto de vista de la socialización, desarrollo intelectual e incorporación de hábitos básicos para la convivencia ciudadana, factores generalmente asociados a la legitimación del Estado, el clientelismo es un serio obstáculo para alcanzar estos propósitos. La democracia entendida como una construcción simbólica requiere de un sistema educativo que lo haga comprensible para todos los miembros de una sociedad, ya que es uno de los mecanismos institucionalizados para publicitar las reglas de juego sobre las que reposa su legitimidad. Desde este punto de vista usarlo para otros fines incide de manera categórica en su descomposición de como modelo político ya que la educación, como se ha venido afirmando de manera reiterada es uno de los ejes fundamentales para que un Estado pueda generar en la sociedad que gobierna unas aptitudes y valores básicos para su desarrollo material y político. En parte eso es lo que sacrifica una sociedad que entrega el ámbito educativo a personas no aptas o que han entregado su lealtad no a los principios políticos de un régimen, si no a caudillos electorales.

3. CLIENTELISMO Y EDUCACIÓN EN SANTANDER
Estudiar el clientelismo en Santander, implica reconocer enormes vacíos historiográficos durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, sin embargo desde el punto de vista de la nueva historia, este hecho puede ser insignificante si se contempla la literatura como fuente histórica. Desde ese punto de vista, este escrito sigue el camino abierto por varios autores[5] que han desarrollado su obra a partir de los nexos entre historia y literatura, ya que han reconocido, no solo formas de narrar o explicar las características de la condición humana en circunstancias espacio-temporales determinadas, si no que también han encontrado un nexo inseparable desde el momento mismo en que ambas recogen el devenir de la humanidad. Para Basalto resulta claro que la literatura como arte brinda un reflejo recreado de la realidad histórica, capaz de tocar las fibras más sensibles del intelecto humano; argumento bastante importante en el afán de demostrar que la literatura como vía comunicativa, es en todos los casos portadora en algún sentido de su momento social. Aunque la historia positivista minimiza o subvalora el aporte de la literatura, no se puede dejar de reconocer que estas son dos vías narrativas complementarias, en tanto según el autor anteriormente citado, le sirve al literato para darle una forma más acabada a su obra y al historiador una serie de horizontes comprensivos que generalmente no se pueden extraer de las series documentales examinadas para entender o reconstruir determinados procesos. Desde el anterior punto de vista debemos reconocer en dos novelas santandereanas publicadas a principios del siglo XXI por los fondos editoriales de la UNAB y el SYC una adecuada recreación del fenómeno que nos ocupa durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera década del siglo XX.. El aporte de estas novelas a la comprensión del clientelismo como fenómeno social es de gran relevancia si tenemos en cuenta que estas obras, tal como lo afirma Gonzalo España[6], parten de hechos reales.

3.1 CLIENTELISMO DURANTE EL SIGLO XIX
En Escenas de nuestra vida, novela de Pomiana Camacho de Figueredo se relata la historia de Carlos, un hombre que de acuerdo con sus propias palabras puede ser definido como una persona que ha “pasado muchas aventuras”, inclinado a la maldad desde su propia juventud, incumplido desde que estaba en el colegio, “faltaba a las horas de estudio y jamás salía bien en [sus] clases”[7]. Como estudiante siempre evocaba su “aburrimiento en el colegio” lo cual llevó a sus padres a retirarlo del estudio y orientarlo por la carrera militar, ámbito en el que también fracasó.

A los veinte años vio la necesidad de tener dinero “porque sin dinero nadie vale”[8] y después de imaginar una gran cantidad de oficios, exclamó “Puro, limpio y pelado, vi que había necesidad de intrigas para ser aunque fuera maestro de escuela”[9]. De manera inmediata vinculó dicha posibilidad con la proximidad de las elecciones del cabildo, esto en sus propias palabras, lo llevó a entrar en contacto con los candidatos favoritos y comprometer su voto a cambio del anhelado puesto de maestro de escuela. La obra literaria narra así las circunstancia que le permitieron lograr su cometido:

“Como ya te he dicho que soy poco adulador, sí soy amigo del trago. Saqué lo único que tenía, que era un duro, invité a los que debían ser mis favoritos para hacer algo por un pobre y, antes de irnos a las urnas, fuimos a espantar al Diablo o la bilis, o con cualquier disculpa, que es igual. A las diez del día ya estábamos alegrones y lo más animosos. ¡Vaya! ¿qué digo? ¡generosos! Porque después de seis tragos cada uno nadie se halla pobre ni flojo. Así fue que mis compañeros no se acordaban que el convidado era el de la obligación de pagar y, como mi capital no era sino de un duro y lo que habíamos tomado ascendía a tres, por más que me esculqué, nunca parió el duro. Así que vi que no podía cubrir, porque mi capital no era suficiente, me arreglé con la ventera, haciendo el pago hasta donde tuve. Cortejé a la mocetona, nos hicimos amigos y me abrió la cuenta. Después de elecciones seguí con mi empresa hasta ver si lograba algún destino pero, como había tantos aspirantes, era imposible que los destinos alcanzaran, hasta que por fin y con mucha brega, logré que me hicieran maestro de escuela de uno de los pueblos inmediatos, con un sueldo de dieciséis duros”[10]

La obra prosigue con una serie de situaciones en las que se ve nuestro improvisado maestro, que por supuesto incluyen todo tipo de acciones que reflejan su incapacidad para asumir las exigencias del oficio pedagógico. Desde el tema que nos ocupa el valor de esta obra escrita en 1874, radica en que muestra de manera clara los elementos estructurales que de acuerdo con los críticos de estas practica caracterizan al clientelismo. En primer lugar benefician a los menos aptos para ocupar determinada posición, lo anterior en detrimento de los más capaces. Generando con ello el enorme riesgo de colocar la administración de una sociedad determinada en manos de personas que carecen de meritos personales y profesionales y de devaluar valores políticos y sociales relacionados con la preparación para el ejercicio responsable de un oficio o profesión. En segundo lugar muestra la disfuncionalidad y la falta de compromiso de la persona con las tareas sociales del oficio ocupado. En el caso de la educación esta practica, puede ser vista como una de las razones estructurales que explique la limitada legitimidad del Estado y la incapacidad de los vastos sectores escolarizados para adquirir y usar las herramientas cognitivas, científicas y cívicas básicas para el funcionamiento y adecuado desenvolvimiento de una sociedad. En otros casos la persona nombrada “le vende su lealtad” a la cabeza de la red clientelar y no a la organización o institución que ha requerido de sus servicios.

3.2. LA SITUACIÓN DURANTE LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX
Escrita para recrear los primeros años del siglo XX, La Parroquia, de Guillermo Forero Franco es una obra, que en oposición a la anterior narra la historia de alguien que tenia los meritos para se maestro, pero nunca pudo ejercer esta labor. Sobre el personaje de esta novela se debe decir todo lo contrario, ya que es el relato del ingeniero Matiz, educado en la Escuela Politécnica de Paris, que regresó a su pueblo:

“con animo de ejercer su profesión y lleno de sano entusiasmo por hacer cosas útiles, nobles y buenas que contribuyeran a engrandecer su tierra amada. Había visto las patrias ajenas y no se resignaba con que la suya, tan bien dotada por la sabiduría de la naturaleza, fuera de las mas pobres y atrasadas”[11]

En oposición a Carlos, el personaje principal de la obra anterior, el ingeniero Matiz, es definido por el autor como un ser humano:

Competente desde el punto de vista científico
Modesto
Generoso
Padre ejemplar
Respetuoso de todo aquello que requiriera trabajo o inteligencia para su elaboración.

Sin embargo el mayor reconocimiento que le hace el autor al personaje que nos ocupa, es que lo llama maestro, es decir reconoce en el cualidades para enseñar con propiedad a otros y para formar a través del ejemplo. Uno de los capítulos en que Matiz es el personaje central y denominado por Forero Franco, como El Maestro, muestra como el personaje en mención no logra el mismo reconocimiento de sus coterráneas, debido a que las personas del medio en el que tiene lugar la obra lo tildan de loco por salir a realizar observaciones topográficas con raros artefactos, los notables lo cuestionan por que

“nunca viene a misa, ni les hace atenciones a los señores curas”[12]

El autor de la obra de clara tendencia liberal, muestra precisamente como el ámbito educativo estaba en “manos ineptas”[13], ya que los nombrados como maestros asistían a misa y eran católicos ejemplares, pero no mostraban dominio de los procesos relacionados con la enseñanza y la formación. Este tipo de contrastes son los que le dan valor a esta obra. Ya que contiene elementos que corresponden al funcionamiento de la educación de la época. Esta novela presenta coincidencias con documentos de los Secretarios de Instrucción Pública de finales del Siglo XIX y principios del siglo XX, relacionadas con acciones del Partido Conservador para manejar la educación con un doble propósito, tal como se mostrará a continuación.

3.3. EDUCACIÓN Y CLIENTELISMO DURANTE LAS HEGEMONÍAS BIPARTIDISTAS

Al revisar la historia de la educación en Santander durante la primera mitad del Siglo XX, es posible encontrar varios registros sobre los métodos utilizados por los dos partidos que durante esa época gobernaron el país (los conservadores entre 1886 y 1930 y los liberales entre 1930 y 1945) y que condicionaron la expansión cualitativa y cuantitativa del sistema educativo en esta sección político-administrativa, aspectos que se desarrollan en los siguientes párrafos.

3.3.1. La educación vestida de azul
En algunos informes de los Secretarios de Instrucción Pública de finales del Siglo XIX es posible identificar las acciones del Partido Conservador para manejar la educación con un doble propósito: Ampliación de su clientela electoral y defensa de los intereses de la iglesia católica, aspectos que se complementaron hasta fundirse en uno solo, durante todo el tiempo que duro la Hegemonía Conservadora.

Lo anterior se puede corroborar si se tiene en cuenta que uno de los requisitos exigidos para ejercer la docencia era presentar constancia firmada por el cura párroco y el alcalde del lugar de residencia del maestro de que este profesaba la fe católica y tenia una conducta personal y social ajustada a ella.[14]

Este requisito aparentemente necesario para garantizar la idoneidad moral del futuro educador, con el tiempo se convirtió en un mecanismo electoral, ya que para poder desempeñarse dentro del sistema educativo era necesario demostrar cierta lealtad hacia el partido conservador, cualquier posición opuesta le cerraba las puertas a cualquier docente que deseara ejercer su oficio en una institución educativa sostenida con recursos oficiales.

La politización de la educación se hizo posible gracias a la debilidad del Ministerio de Educación Nacional, ente que no tenía injerencia en los nombramientos o reubicaciones de los maestros.

Esta debilidad fue aprovechada por los políticos regionales que:

"en las épocas de nombramiento [o de reubicación] de docentes agitan la Dirección de Instrucción Pública Departamental con una red de intrigas, provenientes de todos los puntos del departamento; llegan cartas de influyentes políticos, deudos o amigos de los distintos candidatos que solicitan, claman y exigen nombramientos de determinadas personas por tal o cual plaza escolar"[15]

Esta situación que según Aline Helg, se repetía en todo el país, fue exitosa para las redes políticas que encontraron en ella una forma de organizar sus bases electorales. El costo para la educación fue muy alto porque las decisiones tomadas no correspondían a necesidades reales del sistema escolar y mucho menos a las aptitudes o cualificación del candidato.

3.3.2. Cambia el color, continúan las prácticas
Los conservadores gobernaron de forma ininterrumpida hasta 1930, a partir de ese año y hasta 1945 los liberales los reemplazaron en el control del Estado.

Antes de 1936 el porcentaje promedio del presupuesto general de la nación destinado para el sistema educativo fue del 2.1%, pero la ley 12 de 1934, estableció que a partir de 1936 debía aumentar al 10%. La cifra alcanzada aunque fue inferior a lo estipulado por la ley en mención multiplicó por cuatro el porcentaje promedio, esto es, el presupuesto general destinado por el gobierno para educación alcanzó el histórico porcentaje del 8.6%.

Desde el gobierno central era evidente el compromiso de luchar contra el analfabetismo, cualificar la formación de los maestros, establecer escuelas normales en zonas rurales y nacionalizar las existentes; pero el cambio en el control del Estado y los propósitos de los presidentes liberales y particularmente de Alfonso López Pumarejo, no tocaron las redes clientelistas liberales que seguían viendo en la educación, al igual que las redes clientelistas conservadoras, una fuente segura para ampliar sus bases electorales o los fondos del movimiento político tal como lo expresó el Secretario de Instrucción Pública al reconocer que:

"Muchas escuelas se han ubicado para atender el deseo o el capricho de los gamonales de algunas localidades y por saldar en esta forma deudas y obligaciones electorales (...) la política que todo impregna, no permite hacer una adecuada y equitativa distribución, con notable perjuicio para el pueblo"[16]

La situación al parecer no era nueva porque a partir de 1934 hay algunos escritos donde se cuestiona

"que en algunas zonas rurales piden la escuela no por el beneficio espiritual que ello reportaba a la comunidad, si no por el negocio que le crea a los gamonales., En efecto el municipio tiene que pagar una suma mensual por concepto de arrendamiento, la maestra tiene que pagar su alimentación al precio que le fijen y cuidarles los hijos pequeños al propietario, llegando incluso a alimentarlos de su peculio, cuando los padres se ausentan"[17]

Lo anterior a su vez explica el estado de muchos locales escolares, especialmente del sector rural, ya que

"en la gran mayoría de los locales se obliga a los niños a permanecer seis horas del día en cuartos oscuros en donde realmente se amontonan a respirar un aire viciado que debilita sus cuerpos y les predispone a la tuberculosis, así como a otras enfermedades. No es posible crear en los niños hábitos higiénicos y normas de vida acordes con ideales de perfeccionamiento y de dignidad humana en un lugar donde se les obliga a vivir en abierta pugna con lo mismo que se le quiere enseñar"[18]

3.4. DISPARIDAD CLIENTELAR EN TIEMPOS DE PARIDAD BUROCRÁTICA
El análisis histórico de este fenómeno rompe uno de los mitos relacionados con el Frente Nacional, ya que generalmente se acepta que esta practica no se dio durante este periodo en tanto estuvo basado sobre la paridad política. Sin embargo otra es la perspectiva que tienen los siguientes autores:

Gonzalo Cataño, en Educación y Sociedad en Colombia[19], aunque no toca el asunto de manera directa si menciona como algo clave la alta deserción escolar y la baja calidad de los procesos escolares. No vincula los hechos anteriores con procesos clientelares pero además del aspecto anteriormente comentado, esboza el tamaño del sistema educativo como generador de empleo, resulta llamativo el hecho de que para 1968, el cuerpo docente representara casi 200.000 puestos, según el autor cifra equivalente al 3% de la población económicamente activa y mas de un 10% del sector servicios, lo cual nos habla de un sistema altamente atractivo para los grupos políticos, interesados en afianzar su poder electoral.

En Ivon Lebot y su clásica obra, Educación e Ideología en Colombia [20], el asunto se torna un poco más claro, ya que este autor cita apartes de la Misión Lebret en la que se evidencia que durante los años en que esta se llevó a cabo el MEN se caracterizaba por

“cierta dispersión de funciones e insuficiente coordinación entre las diversas secciones o departamentos, como también la ausencia de planeación a largo plazo y perspectiva de conjunto sobre la evolución y el progreso de la enseñanza”[21]

Este diagnostico generó una serie de acciones (aumento del presupuesto para educación del gobierno, expansión de la cobertura y nacionalización de la enseñanza primaria y secundaria) central sobre el sistema educativo, las cuales como lo indica el siguiente autor estimularon las redes clientelistas.


Jesús Duarte, tal vez por ser uno de los mas recientes y especializados en el tema, logra en Educación Publica y Clientelismo en Colombia, responder de manera directa la pregunta inicial. En el manifiesta de manera categórica la existencia de este fenómeno durante el Frente Nacional al expresar que durante este periodo

“Los secretarios departamentales de educación ignoraban las políticas centrales. Los fondos destinados para la educación se desviaban muchas veces hacia proyectos mas políticos. No era raro que se contrataran maestros cuando no había fondos para pagar sus salarios o que los gobernadores contrataran maestros durante las campañas a cambio de apoyo político”[22]

Lo anterior es apenas la punta del iceberg, por que luego debo explicar a partir de la literatura política como esto se daba aun medio de la tan nombrada paridad política, la cual podía garantizar cierto equilibrio burocrático, pero no quien se quedaba con los mejores puestos. En el caso de la educación esto es obvio que la paridad burocrática garantizaba para unos docentes el acceso a la docencia, pero no necesariamente en los centros urbanos, ya que un porcentaje de los nombrados debían cubrir las necesidades educativas del área rural; siendo esta una de las circunstancias que mantuvo vivo el clientelismo durante el Frente Nacional.

Leal Buitrago y Ladrón de Guevara, en Clientelismo: El sistema político y su expresión regional, logran una obra clásica sobre el tema cuyo horizonte está dominado por tres aspectos claves. El primero de ellos es un detallado análisis sobre las variadas concepciones que desde la sociología política ha favorecido las diversas definiciones sobre el clientelismo; el segundo es un agudo análisis sobre el clientelismo en el contexto del bipartidismo, especialmente durante el Frente Nacional y la década de los años 80 y la tercera es una adecuada exposición de la aparición y consolidación de un nuevo y absorbente liderazgo político en Rionegro (Santander) entre 1972 y 1988. De las tres, la más pertinente para la investigación es esta ultima, en tanto tiene referencias especificas a los procedimientos usados por Tiberio Villarreal, líder de una facción del Partido Liberal, que logra a partir de los últimos años del Frente Nacional concentrar en sus manos la mayor parte del poder electoral de Rionegro (Santander) usando para ello estrategias totalmente clientelares. En relación a la educación esta fue usada a través de:

Fundaciones sin animo de lucro o “colegios poco recomendables” usados para la intermediación clientelista.
Las becas ICETEX de acuerdo con los autores en mención fueron usadas para la expansión de la red clientelista.

En ambos casos el propósito era el mismo mantener una relación de intercambio entre desiguales, en la cual, como lo manifestó Clapham, debe haber jerarquía, necesidad de intercambio, voluntad en ambas partes de la relación y un presupuesto publico para repartir a cambio de que los electores beneficiados comprometan su apoyo electoral.

Usar fundaciones sin animo de lucro o becas para estimular relaciones de tipo clientelista no era nuevo. La revisión de la prensa (Vanguardia Liberal) entre 1950 y 1970) muestra ya de manera insistente la existencia de dichas practicas.

En Elites, clientelismo y burocracia estatal[23], Echeverri Uruburu, aunque presenta pocos aportes conceptúales novedosos, ofrece una cantidad significativa de evidencias empíricas que reflejan el carácter clientelar del manejo de la alta burocracia estatal a partir del Frente Nacional. La conclusión a la que llega Echeverri Uruburu es que los casos estudiados por el en el nombramiento entre 1958 y 1990 de los ministros de Hacienda y Crédito Publico, de Desarrollo Económico, de Minas y Energía y de Agricultura muestran que no se puede afirmar de manera categórica que durante el periodo que abarca su obra, incluidos los años del Frente Nacional los nombramientos se hicieran bajo criterios técnicos. Rica en detalles, la obra muestra precisamente como los altos cargos en los ministerios eran ocupados por personas provenenientes del parlamento con poca o ninguna experiencia en el ambito correspondiente a las funciones que debía desempeñar, ya que esos nombramientos obedecían a la lógica de pagos de favores. Una de las excepciones a los criterios para nombrar a los ministros era el Ministerio de Hacienda, debido al alto grado de impacto de sus políticas sobre la estabilidad financiera en general, lo cual llevó a los gobernantes de turno a buscar en el sector privado a las personas con el perfil adecuado.

Sin agotar aun la bibliografía sobre el tema, se muestra como durante el Frente Nacional aunque se desarrolló un discurso a favor de la tecnocracia, las practicas clientelares continuaron, no solo en el nombramiento de la burocracia estatal, sus mandos medios, si no que también como era de suponerse se dio en los altos cargos. Desde ese punto de vista es fácil reconocer a través de estas practicas la continuidad de practicas consistentes en el intercambio de favores entre los grupos políticos y sus redes electorales. Lo anterior en contraste con los propósitos de su creación, los cuales estaban encaminados a:

Lograr la modernización económica.
Impulsar el fortalecimiento del Estado
Propiciar una tregua a la violencia bipartidista por medio del reparto paritario de la burocracia a todos los niveles y a la alternación presidencial
Impulsar una "cultura democrática" en reemplazo del conocido lema "a sangre y juego contra el contrario

Todo lo anterior con el propósito de retener el poder político en manos de los dirigentes tradicionales.[24]

4. UNA MIRADA A LAS CONSECUENCIAS
A continuación se mostraran algunas consecuencias, pero teniendo en cuenta que el fenómeno estudiado se manifiesta de diversas formas, las cuales van desde la intervención en el nombramiento de maestros, hasta la apropiación de recursos públicos a través de la venta de terrenos, operación que siempre va acompañada de precios inflados a favor de los barones políticos regionales o locales o del simple intercambio de apoyo electoral por una beca o un cupo en un centro educativo.

Es innegable que uno de los indicadores que mejor refleja las consecuencias del clientelismo sobre la educación es la expansión del sistema. La siguiente grafica refleja la idea desarrollada por Aline Helg, según la cual los Departamentos con un manejo alejado de las necesidades del sistema educativo y centrado en los intereses de los grupos políticos (Bolívar, Boyacá, Magdalena, Cundinamarca, Santander, Norte de Santander, Huila y Cauca) es muy inferior a aquellos que como Antioquia y Caldas han procurado manejar el sistema de una manera técnica, ajustada a los necesidades locativas y pedagógicas del sistema, logrando como lo muestra la grafica una mayor escolaridad, la cual en este solo puede ser producto del adecuado manejo de los recursos económicos. Siguiendo a Aline Helg en esta zona “la debilidad de las luchas políticas, evitó que la instrucción pública llegara a ser un juego de los dos partidos ; su dirección se confió a pedagogos y no a políticos”[25],

Gráfica 1. Tasa de escolarización por departamento en 1922
Fuente: Informes del Secretario de Instrucción Pública

En el Dpto. de Santander se pudo apreciar además que la relación entre recursos económicos disponibles y expansión del sistema, no siempre fueron de la mano. Ello se evidencia en las siguientes graficas que muestran como la disponibilidad presupuestal que se alcanzó durante los gobiernos liberales no afectó en la misma proporción el aumento de la escolaridad. En la grafica numero 2 se puede observar como los recursos para educación prácticamente se triplicaron, mientras que los índices de escolaridad decrecen en un momento y apenas alcanzan a mostrar un leve incremento. Lo que si aumento de manera dramática durante estos años fueron las quejas sobre el mal uso que se le dieron a los recursos destinados para la educación, manifestaciones que podrían sugerir explicaciones a la grafica 4, en la que se indica como durante esta bonanza presupuestal, los índices de cobertura educativa en relación a la población total disminuye de manera significativa.

Grafica 2: Presupuesto Departamental para Educación
Fuente: Informes del Secretario de Educación Pública

Gráfica 3. Población escolar en Santander
1926 - 1946
Fuente: Informe de los Secretarios de Educación de Santander. Varios informes entre 1926 y 1946.

Gráfica 4. Porcentajes de la población escolar con relación a la población total del departamento (1896 - 1946)
Fuente: Promedio entre censos nacionales y estadística escolar de Santander

Es inevitable comparar esta bonanza presupuestal con algunas circunstancias que reflejan sin necesidad de comentarios adicionales las consecuencias de esta lógica que usa para fines particulares lo que esta destinado para la colectividad. En primer lugar aparece el abandono de los locales escolares:

“en la gran mayoría de los locales se obliga a los niños a permanecer seis horas del día en cuartos oscuros en donde realmente se amontonan a respirar un aire viciado que debilita sus cuerpos y les predispone a la tuberculosis, así como a otras enfermedades. No es posible crear en los niños hábitos higiénicos y normas de vida acordes con ideales de perfeccionamiento y de dignidad humana en un lugar donde se les obliga a vivir en abierta pugna con lo mismo que se le quiere enseñar”[26].

Durante el periodo 1927 - 1948, aparece como evidente que hubo una desacertada inversión de esos recursos. Así lo indica la siguiente nota sobre mobiliario escolar:

“Las adquisiciones y reparaciones de mobiliario escolar resultan siempre insuficientes, por el constante deterioro del mobiliario escolar. A este suceso contribuye tanto la mala calidad de las maderas, como su defectuosa construcción”[27]

5. CONCLUSIONES
Cuestionar el manejo que se le ha dado a la educación, es una postura que se nutre de la función que occidente le ha dado para impulsar y afianzar el desarrollo de una autentica comunidad política. El Estado Democrático-Liberal, nace pretendiendo evitar todo tipo de absolutismos, para lo cual debe difundir una moral publica basada en la autonomía del individuo. Este proceso pretende la formación de una republica de ciudadanos, es decir comunidades políticas en las que la noción de lo publico esta fuertemente arraigado y cada uno de los miembros de dicha comunidad política es conciente de que debe participar del poder, es decir de la administración del Estado. Este hecho explica en parte el interés de los países de Europa occidental por contar con ciudadanos ilustrados, es decir personas con capacidad para intervenir de manera constante en las decisiones que afecten sus intereses, ya sea como individuo o miembro de una colectividad. Este propósito fue alcanzado a través de un sistema educativo al servicio de la moral publica, capaz de publicitar la escala de valores políticos impulsados por el Estado. En palabras de Dominique Schnaper[28] la educación juega un papel fundamental en la formación del Estado-Nación y en su legitimidad en tanto:

En la escuela se forma el ciudadano y es precisamente esta noción, la de ciudadano, la que afianza los procesos de integración política en tanto esta por encima de consideraciones étnicas, religiosas o sexuales.
La identidad de la persona con su régimen político es uno de los asuntos educativos, en tanto ese es el espacio institucional privilegiado para desarrollar en las personas la interiorización de los conocimientos normas, y valores comunes. De acuerdo con el autor: Ninguna entidad política se mantiene solo por la violencia.

De alguna manera eso es lo que se pierde cuando se maneja el sistema educativo de la forma en que se ha reseñado en este escrito. La violencia de los años 50, las restricciones a la participación política durante el Frente Nacional, la indiferencia con la que se asumen en los actuales momentos los aspectos relacionados con la vida política y la renuncia a una ciudadanía activa serian solo algunos de los sucesos generados por el uso con fines particulares del ámbito educativo.

7. FUENTES

7.1. PRIMARIAS
· Informes de los Secretarios de Instrucción Pública a los Gobernadores de Santander.
· Informes los Gobernadores de Santander a la Asamblea Departamental.
· Rentas Departamentales. Informes a la Asamblea de Santander.
· Memorias de los Ministros de Instrucción Pública.
· Censos de Población
· DANE. Boletín Mensual de Estadística. Bogotá. 1972.

7.2. SECUNDARIAS
· ARISTÓTELES. La Política. Editorial Altaya. Barcelona. 1993.
· BOHORQUEZ CASALLAS, Luis Antonio. La evolución educativa en Colombia. Bogotá. 1956.. Educación, Humanismo y Ciencias. Tunja. 1987.
· CAMACHO DE FIGUEREDO, Pomiana. Escenas de Nuestra Vida Bucaramanga. Editorial UNAB. 2001.
· DIAZ URIBE, Eduardo. El clientelismo en Colombia. Ancora Editores. Bogotá. 1986.
· DUARTE, Jesús. Educación Publica y Clientelismo. Medellín. Editorial Universidad de Antioquia 2003.
· ECHEVERRI, Álvaro. Elites, clientelismo y burocracia Estatal (1960-1990). Universidad Autónoma de Colombia. Bogotá. 1993.
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[1] ARISTÓTELES. La Política. Editorial Altaya. Barcelona. 1993, p. 286
[2] De Puelles Benítez, Manuel. Tomado de: OEI - Revista Iberoamericana de Educación, N° 1, Enero-Abril de 1993.
[3] Duarte, Jesús. Educación Publica y Clientelismo. 2003
[4] Idem. P.3.
[5] Entre ellos, Esther Hernández, Pedro Basalto, Jacques Le Goff, Humberto Eco y Roger Chartier.
[6] ESPAÑA, Gonzalo. Las sorpresas de la Parroquia. En: La Parroquia. Sic Editorial. Bucaramanga. 2000, p. 9
[7] CAMACHO DE FIGUEREDO, Pomiana. Bucaramanga. Editorial UNAB. 2001. Pág. 240
[8] Idem, p. 241
[9] Idem, p. 242
[10] Idem, p. 242
[11] FORERO FRANCO, Guillermo. La Parroquia. Sic Editorial. Bucaramanga. Pág. 96
[12] Idem, p. 102
[13] Idem, p. 141
[14] GOBERNACION DE SANTANDER. Informe del Secretario de Instrucción Pública. 1896. Pág. 178.
[15] GOBERNACION DE SANTANDER. Informe del Secretario de Instrucción Pública. 1923. Pág. 24.
[16] GOBERNACION DE SANTANDER. Informe del Secretario de Instrucción Pública. 1947. Pág. 21.
[17] I.S.I.P. 1934, Pág. 5-6.
[18] Ibid. , Pág. 6.
[19] Cataño, Gonzalo. 1973
[20] Lebot, Ivon. 1979.
[21] Idem, p. 227
[22] Duarte, Jesús, 2003, p. 109.
[23] ECHEVERRI URUBURU, Álvaro. Elites, clientelismo y burocracia estatal (1960-1990). Editorial UAC. Bogotá. 1993.
[24] GONZALEZ, Fernan. MIRANDA ONTANEDA, Néstor. Clientelismo, Democracia o poder popular. CINEP. Bogotá. 1976.
[25] HELG, Op. Cit. p. 44.
[26] Informe del Secretario de Educación Departamental. 1934, p. 6.
[27] Ibíd. p. 7.
[28] SCHNAPPER, Dominique. La comunidad de los ciudadanos : Acerca de la moderna idea de nación. Alianza Editorial. Madrid. 2001, p. 39-40

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